viernes, 23 de diciembre de 2016

RESUMEN:WARREN BUFFETT Y LA INTERPRETACION DE ESTADOS FINANCIEROS

Resumen del libro:

WARREN BUFFETT Y LA INTERPRETACIÓN DE ESTADOS FINANCIEROS
MARY BUFFETT Y DAVID CLARCK
El primer y gran maestro de Warren Buffett fue Graham, pero éste nunca distinguió entre una compañía con ventaja competitiva a largo plazo sobre la competencia y otra sin esta ventaja. Sólo estaba interesado en averiguar si la compañía tenía suficiente poder adquisitivo para salir de los problemas económicos que habían provocado la caída en espiral del precio de las acciones.
Warren, por su parte, después de iniciar su carrera profesional con Graham, descubrió las enormes posibilidades de creación de riqueza de compañías que poseían una ventaja competitiva a largo plazo sobre su competencia. Se dio cuenta de que cuanto más tiempo se conservara uno de estos fantásticos negocios, más riqueza se conseguía. Donde Graham hubiera dicho que todos estos grandes negocios tenían un precio excesivo, Warren vio que no tenía que esperar que la bolsa ofreciera sus acciones a un precio de ganga; incluso pagando un precio justo, estos negocios seguían ofreciéndole la oportunidad de convertirse en inmensamente rico.
Debemos buscar, como hace Warren, las fenomenales oportunidades de creación de riqueza a largo plazo de una compañía que posea una ventaja competitiva duradera sobre la competencia. Es la forma de enriquecerse enormemente.
“Hay que entender la contabilidad y hay que entender los matices de la contabilidad. Es el lenguaje de los negocios y es un lenguaje imperfecto, pero si no desea hacer el esfuerzo de aprender contabilidad, (la manera de leer e interpretar los estados financieros), nunca debería seleccionar acciones por su cuenta” W.B.
Debemos buscar dos cosas: cómo puede identificarse una compañía excepcional con una ventaja competitiva duradera, y cómo se asigna valor a una compañía con una ventaja competitiva duradera.
Como norma general, los especuladores bursátiles acostumbran a ser unas personas muy asustadizas y caprichosas, que venden a partir de las buenas noticias, para después salir corriendo cuando las informaciones son malas. Si la bolsa no se mueve en el sentido previsto en cuestión de un par de meses, venden las acciones que tienen y buscan algo diferente. Tampoco es nada raro que estos inversores informáticos compren unas acciones un día para venderlas al día siguiente. Los gestores de fondos de alto riesgo utilizan este sistema y pueden ganar montones y montones de dinero para sus clientes, pero este sistema tiene un inconveniente, también pueden perder montones y montones de dinero.
Algunas veces los precios de las acciones subirán hasta unos niveles increíbles en relación con la realidad económica a largo plazo de las empresas en cuestión. Otras veces los mismos especuladores provocarán que los precios de las acciones caigan en picado hasta unos niveles de locura que también ignoran las perspectivas de largo plazo de las empresas.
Graham dedujo que si compraba estos negocios sobrevendidos a unos precios inferiores a su valor intrínseco a largo plazo, a la larga, el mercado terminaría reconociendo su error y haría que su valor volviera a subir. Una vez revalorizados, él podría venderlos y obtener ganancias con esta operación. Ésta es la base de los que actualmente conocemos como inversión en valor. No obstante, lo que hay que tener en cuenta es que a Graham no le importaba en absoluto el tipo de negocios que compraba. En su  mundo, todas las empresas tenían un precio que podía considerarse como una ganga. Se concentró en encontrar compañías cotizadas a menos de la mitad del capital que tenían en efectivo. Él lo llamaba comprar un dólar por 50 centavos. También se guiaba por otras normas, como la de no pagar nunca más de diez veces los beneficios de una compañía y de vender las acciones si habían subido un 50%.
Warren vio que todas las empresas superestrellas presentaban algún tipo de ventaja competitiva que creaba una situación económica de tipo monopolio y que les permitía cobrar más por sus productos o vender mejor. Con ello, estas compañías ganaban muchísimo más dinero que las de la competencia. También observó que si la ventaja competitiva de una compañía podía mantenerse durante un periodo prolongado, entonces el valor subyacente de la compañía seguía subiendo año tras año.
Puesto que estos negocios disfrutaban de unos aspectos económicos increíbles que actuaban a su favor, no había absolutamente ninguna posibilidad de que cayeran en bancarrota. Ello significaba que cuanto más bajo cayera el precio de las acciones por culpa de los especuladores de Wall Street, menos riesgos corría Warren de perder dinero si las compraba. El precio bajo de las acciones también representaba un mayor potencial de subida y de ganancias. Y cuanto más tiempo conservaba estas acciones, más tiempo tenía para beneficiarse de sus grandes aspectos económicos. 
Warren había dado con el Santo Grial de las inversiones; había encontrado una inversión en la que, minimizando el riesgo, aumentaba el potencial de conseguir beneficios. No obstante, no era necesario esperar a que Wall Street ofreciera un precio de ganga. Podía pagar un precio justo por una de estas grandes compañías y aun así obtener grandes beneficios, siempre que conservara la inversión durante el tiempo suficiente. El secreto es que mientras no se venda una acción, no se pagan impuestos sobre esos beneficios, y la capitalización compuesta hace el resto del milagro.
PUNTO DE PARTIDA DE WARREN PARA ENCONTRAR LA COMPAÑÍA EXCEPCIONAL
Warren ha visto que estas supercompañías disponen de tres modelos de negocio básicos: venden un producto único, o bien venden un servicio único, o bien son el comprador y el vendedor de bajo coste de un producto o servicio que el público necesita sistemáticamente.
Vender un producto único: A partir del proceso de la necesidad y la experiencia de los clientes, y con la promoción a través de la publicidad, los fabricantes de estos productos han introducido sus “historias”  en nuestras mentes y así nos inducen a pensar en ellos cuando queremos satisfacer una necesidad. A Warren le gusta pensar en estas compañías como propietarias de una parte de la mente del consumidor, y cuando esto ocurre, la compañía en cuestión no debe cambiar nunca su producto. También puede cobrar unos precios más altos y vender una mayor cantidad de sus productos, creando así unos estados financieros espectaculares.
Vender un servicio único: Son servicios que la gente necesita, y por los que está dispuesta a pagar. Los aspectos económicos de vender un servicio único pueden ser fenomenales. Una compañía no debe gastar mucho dinero rediseñando sus productos, ni tampoco tiene que dedicar ninguna fortuna a la construcción de una planta de producción y almacenes para sus productos. Las compañías que venden servicios únicos y que poseen una parte de la mente del consumidor pueden obtener unos márgenes superiores que las empresas que venden productos.
 Ser el comprador y el vendedor de bajo coste de un producto o servicio que el público necesita sistemáticamente: Aquí se renuncia a los márgenes altos a favor del volumen, y el aumento del volumen compensa con creces la reducción de los márgenes. La clave está en ser el comprador de bajo coste y el vendedor de bajo coste, lo cual permite disponer de un margen superior al de la competencia y al mismo tiempo continuar siendo el vendedor de bajo coste de un producto o servicio. El hecho de ofrecer el mejor precio de la ciudad hace que los consumidores piensen en la compañía cuando tienen que ir a comprar. 
Es así de sencillo: venda un producto o un servicio único, o sea el comprador y el vendedor de bajo coste de un producto o servicio, y los beneficios llegarán, año tras año, como si hubiera hecho saltar la banca del casino de Montecarlo.
LA DURABILIDAD
Lo que crea toda la riqueza es la durabilidad de la ventaja competitiva. Es la solidez del producto lo que crea la solidez en los beneficios. Si la compañía no tiene necesidad de cambiar continuamente de producto, tampoco debe gastar millones en investigación y desarrollo, ni tampoco dedicar miles de millones a remodelar su planta de producción para fabricar el modelo para el año siguiente. Así, el dinero se acumula en las arcas de la empresa, lo que significa que no debe soportar ninguna deuda importante, lo que implica no pagar muchos intereses, lo cual significa que termina con mucho dinero para ampliar sus operaciones o bien para recomprar sus acciones, lo que hará que aumenten las ganancias y que suba el precio de las acciones de la empresa, lo que hará que los accionistas sean progresivamente más ricos. Así, cuando analizamos los estados financieros de una empresa, debemos buscar solidez. ¿Presenta sólidamente unos márgenes brutos altos? ¿Soporta regularmente una deuda mínima o incluso inexistente? ¿No debe gastar nunca grandes sumas de dinero en I+D? ¿Presenta un crecimiento sólido de sus ganancias?
EL LUGAR DONDE SE ESCONDE EL ORO
La cuenta de pérdidas y ganancias nos explica cuánto dinero ha ganado una compañía durante un período concreto. Nos permite conocer los márgenes, el rendimiento de los activos, y la solidez y dirección de sus ganancias. Todos estos factores son necesarios para determinar si una compañía se beneficia o no de una ventaja competitiva duradera.
El balance de situación nos indica el dinero que la compañía tiene en el banco y cuanto dinero debe. Sólo hay que restar el segundo del primero y tendremos el patrimonio neto. La cantidad de efectivo que tiene la compañía o la cantidad de deuda a largo plazo son indicadores de la presencia de una ventaja competitiva duradera.
LA CUENTA DE PÉRDIDAS Y GANANCIAS
Warren empieza siempre por estudiar la cuenta de pérdidas y ganancias de las empresas. Estas cuentas indican al inversor los resultados de las operaciones de la compañía durante un periodo concreto. Una cuanta de P y G tiene tres componentes básicos. En primer lugar, los ingresos del negocio, y después los gastos de la compañía, que se restan de los ingresos y nos indican si la compañía terminó el periodo en cuestión con beneficios o pérdidas.
Unos de los aspectos de la perspicacia de Warren fue dividir el mundo de los negocios en dos grupos diferentes. En primer lugar estaban las compañías con una ventaja competitiva duradera a largo plazo sobre la competencia. El otro grupo eran todos aquellos negocios mediocres que luchaban año tras año dentro de un mercado competitivo, lo que los convertía en unas malas inversiones a largo plazo. En la búsqueda de uno de estos increíbles negocios se dio cuenta de que los componentes individuales de la cuenta de P y G de una empresa podían indicarle si la compañía poseía o no la ventaja competitiva duradera a largo plazo que él tanto codiciaba y que iba a convertirle en súper rico. No sólo era una cuestión de si la compañía ganaba dinero o no. Lo importante era el tipo de márgenes que tenía, si debía destinar mucho dinero a desarrollo e investigación para conservar su ventaja competitiva y si tenía que endeudarse de una manera importante para ganar dinero. Para Warren la fuente de las ganancias es siempre más importante que las ganancias en sí mismas.
INGRESOS: LA VÍA DE ENTRADA DEL DINERO
La primera línea de la cuenta de pérdidas y ganancias indica siempre los ingresos totales. Esta es la cantidad de dinero que entró por la puerta durante el periodo en cuestión (un trimestre o un año).
Para determinar si una empresa consigue beneficios hay que restar el importe de los gastos del negocio de estos ingresos totales. Los ingresos totales menos los gastos nos dan los beneficios netos. Uno de los grandes secretos para ganar dinero es gastar menos.
COSTE DE LAS VENTAS: CUANTO MÁS BAJO, MEJOR
Justo debajo de la línea de ingresos totales se encuentra el importe del coste de las ventas. Es el coste de compra de los artículos que la compañía revende o bien el coste de los materiales y la mano de obra utilizados para la fabricación de los productos que vende. Si la compañía se dedica a la prestación de servicios y no a la venta de productos, entonces acostumbra a utilizarse “coste de ingresos” en lugar de “coste de ventas”.
MARGEN BRUTO/ PORCENTAJE DE MARGEN BRUTO
Si restamos de los ingresos totales de la compañía el importe del coste de las ventas, obtendremos el margen bruto. Este es el dinero que gana la compañía a partir de sus ingresos totales después de restar los costes de las materias primas y de la mano de obra utilizados para producir las mercancías. Aquí no se incluyen categorías como los costes de ventas o administrativos, la amortización ni los costes financieros de llevar el negocio.
 El margen bruto por sí solo nos dice muy poco, pero si lo dividimos por los ingresos totales nos da el porcentaje de margen bruto, y eso si que es relevante.  Las empresas que tienen unos factores económicos excelentes a largo plazo que juegan a su favor acostumbran a presentar unos porcentajes de margen bruto más altos que los que no la tienen. Este porcentaje de margen bruto alto lo crea la ventaja competitiva duradera, que es lo que le da la libertad para fijar el precio de los productos y servicios que vende muy por encima del coste de las mercancías vendidas. Sin una ventaja competitiva, las empresas deben competir bajando los precios del producto o servicio que venden. Ello provoca una reducción de sus márgenes de beneficios y, en consecuencia, de su rentabilidad. 
Como norma muy general, con sus excepciones, puede decirse que las compañías con unos porcentajes de margen bruto del 40% o superiores acostumbran a ser empresas con algún tipo de ventaja competitiva. Cualquier porcentaje del 20% o inferior es normalmente un buen indicador de una industria altamente competitiva en la que ninguna compañía es capaz de crear una ventaja competitiva duradera sobre la competencia. 
No podemos olvidar que una compañía con un porcentaje de margen bruto alto puede ir por el mal camino y quedarse sin su ventaja competitiva. Una de estas maneras son los costes de investigación altos, otra son los gastos de ventas y administrativos y una tercera manera son los gastos financieros altos sobre la deuda. Cualquiera de estos tres costes puede destruir la solidez económica de la compañía a largo plazo. Estos costes se conocen como gastos de explotación y son la espina para cualquier negocio.
GASTOS DE EXPLOTACIÓN
Justo debajo de la línea del margen bruto de la cuenta de P y G aparece un grupo de gastos conocidos como gastos de explotación. Éstos son todos los costes directos de la compañía asociados a la I+D y al desarrollo de nuevos productos, los costes de ventas y administrativos de poner el producto en el mercado, la amortización, los gastos de reestructuración y desvalorización y el “varios” que sirve para todo y que incluye todos los gastos no de explotación y no recurrentes. Una vez que se suman todas estas entradas, el resultado son los gastos de explotación totales de la compañía, que a continuación se restan del margen bruto para darnos los beneficios o las pérdidas de explotación de la empresa.
GASTOS DE VENTAS, GENERALES Y ADMINISTRATIVOS
Incluyen los salarios de administración, el coste de la publicidad y los viajes, gastos jurídicos, costes por las nóminas y similares.
Aquí es muy importante la flexibilidad. Si las ventas empiezan a caer, significa que caen los ingresos. Si la compañía no puede reducir los gastos VGA con la suficiente rapidez con la que caen los ingresos, los gastos empiezan a comerse cada vez más su margen bruto. 
Cuanto más bajos sean los gastos VGA de la empresa, mejor. Y si estos pueden mantenerse bajos de una manera sistemática, todavía mejor. En el mundo de los negocios, todo lo que esté por debajo del 30% se considera fantástico.
INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
Lo que parece una ventaja competitiva duradera a largo plazo es, con frecuencia, una venta conferida a la compañía por una patente o algún avance tecnológico. Si la ventaja competitiva viene dada por una patente, como es el caso de las compañías farmacéuticas, llega un día en el que la patente expira y, con ello, desaparece la ventaja competitiva. 
Si es la ventaja es el resultado de algún avance tecnológico, siempre existe la amenaza as de que una tecnología más moderna lo sustituya.
Estas compañías no sólo deben dedicar unas altas sumas de dinero a I+D, sino que también deben inventar constantemente nuevos productos y ello las obliga a rediseñar y actualizar sus programas de ventas.
La norma de Warren es, pues, la siguiente: las compañías que deben realizar grandes inversiones en I+D presentan un fallo inherente en su ventaja competitiva que pondrá constantemente en riesgo su rendimiento económico a largo plazo, lo que significa que no son seguras.
AMORTIZACIÓN
Todas las máquinas y los edificios sufren un deterioro a lo largo del tiempo; este desgaste se refleja en la cuenta de P y G bajo el concepto de amortización. Básicamente, el importe de la amortización de un valor durante un año concreto es un coste que se resta de los ingresos de ese año. Ello tiene mucho sentido: el importe de la amortización de un activo puede considerarse como que se ha utilizado para la actividad comercial de la compañía durante el año que ha generado los ingresos.
La amortización es un coste real de la actividad comercial, ya que en algún momento en el futuro ese activo deberá cambiarse.
La compra del activo hará que, en el balance, salga 1 millón de la partida de efectivo y pase a la partida de planta y equipos. Seguidamente, a lo largo de 10 años ( o la vida útil del activo) el coste amortizado de 100.000  al año aparecerá en la cuenta de P y G como un gasto. En el balance de cada año se restarán 100.000 de la partida de activos de planta y equipos y se añadirán 100.000 a la cuenta pasiva de amortización acumulada. El desembolso de capital real de 1 millón para el activo aparecerá en el estado de flujo de efectivo bajo los gastos de capital. El gasto no se asume en su totalidad en el año de la compra, sino que se asigna como un gasto de amortización a la cuenta de P y G en incrementos de 100.000 a lo largo de un periodo de diez años.
El EBITDA significa “beneficios antes de intereses, impuestos y amortización”. Warren cree que la amortización es un gasto muy real que debe incluirse siempre en todos los cálculos de ganancias. Si no se hace así, nos estaremos engañando a nosotros mismos a corto plazo pensando que el negocio obtiene más dinero del que gana realmente.
Las empresas con una ventaja competitiva duradera acostumbran a presentar unos costes de amortización menores expresados como porcentaje sobre el margen bruto que las compañías deben sufrir la desgracia de una competencia muy fuerte. 
GASTOS FINANCIEROS
Son la línea que refleja los intereses pagados, durante el trimestre o durante todo el año, por la deuda que la compañía presenta en su balance de situación como un pasivo. La inmensa mayoría de las empresas productoras y de los negocios minoristas pagan más en intereses de lo que ganan con ellos.
Estos se conocen como costes financieros, y no como costes de explotación, y aparecen en una partida propia independiente. Cuanta más deuda tenga la compañía, más intereses deberá pagar. 
Las empresas con una ventaja competitiva duradera presentan normalmente unos gastos financieros muy pequeños, e incluso inexistentes. Aquí la norma es muy sencilla: en cualquier industria, la compañía con la proporción más baja entre pagos de intereses y beneficios de explotación es normalmente la que tiene más posibilidades de disfrutar de ventaja competitiva. 
GANANCIAS O PÉRDIDAS EN LA VENTA DE ACTIVOS Y OTROS
Se refleja aquí la diferencia entre los ingresos generados por la venta de un activo y el valor contable que aparece en libros.
Al ser operaciones no recurrentes, no debemos tenerlas en cuenta para cualquier cálculo de los beneficios netos y valorar si existe ventaja competitiva.
BENEFICIO ANTES DE IMPUESTOS
Son los ingresos de una compañía una vez que se han deducido todos los gastos pero antes de restar el importe de los impuestos sobre beneficios. 
BENEFICIO NETO
Una vez que se han deducido todos los gastos e impuestos de los ingresos de una compañía, finalmente obtenemos las ganancias netas, es decir, el dinero que ha ganado la compañía después de pagar todos los impuestos. 
Aquí hay un par de conceptos que ayudan a determinar si la compañía tiene una ventaja competitiva duradera:
El primero es si los beneficios netos muestran o no una tendencia histórica de crecimiento. La entrada de los beneficios netos de un año aislado no tiene ningún valor. Pero cuidado con la recompra de acciones. Si una compañía reduce el número de acciones en circulación, se estará reduciendo el número de acciones que se utilizan para dividir los beneficios netos de la empresa, lo que a su vez hará aumentar los beneficios por acciones, aunque los beneficios netos reales no hayan crecido.
Una norma muy sencilla es que si una empresa presenta un historial de beneficios netos superior al 20% de sus ingresos totales, existen muchas posibilidades de que ésta se esté beneficiando de algún tipo de ventaja competitiva a largo plazo. Si sus beneficios netos están por debajo del 10% sobre sus ingresos totales, es muy probable que esté operando en un sector altamente competitivo en el que ninguna empresa tenga una ventaja competitiva duradera. Entre el 10 y el 20% estarán un montón de empresas que pueden ser un verdadero tesoro como inversión que nadie ha descubierto todavía. La excepción pueden ser las empresas financieras, que pueden presentar números muy tentadores a costa de asumir riesgos demasiado elevados.
BENEFICIOS POR ACCION: LA DIFERENCIA ENTRE LOS GANADORES Y LOS PERDEDORES
Por norma general, cuanto más gana una empresa por acción, más alto es el precio de la acción. Para determinar esta cifra debemos tomar el importe de los beneficios netos y dividirlo por el número de acciones en circulación.
Lo que Warren busca es una imagen de beneficios por acción en un intervalo de diez años que muestre regularidad y una tendencia al alza. Los beneficios sistemáticos son normalmente el indicio de que la empresa vende un producto o una combinación de productos que no debe pasar por ningún proceso de cambio oneroso. 
Hay sectores altamente competitivos que son proclives a los grandes altibajos. Las alzas aparecen cuando la demanda es superior a la oferta, pero cuando la demanda es alta, la empresa aumenta la producción para satisfacerla, lo que hace aumentar los costes y, a la larga, lleva a un exceso de oferta en el sector. Este exceso provoca una caída de precios, lo cual significa que la compañía pierde dinero hasta que llega la siguiente alza. Esto podríamos aprovecharlo para ir anti cíclicamente y aprovechar las bajadas.

BALANCE DE SITUACIÓN
Una de las primeras cosas que debemos estudiar en una empresa son sus activos disponibles (dinero en efectivo e inmuebles), y la cantidad de dinero que debe a sus proveedores, a los bancos y a los titulares de obligaciones. Los balances de situación son válidos únicamente en una fecha concreta.
Un balance se divide en dos partes: la primera comprende todos los activos. Se incluyen el efectivo, las cuentas a cobrar, el inventario, los bienes inmuebles, la planta y los equipos. La segunda comprende el pasivo y el patrimonio neto. Bajo el concepto de pasivo encontramos dos tipos diferentes: el pasivo corriente y el pasivo no corriente. El pasivo corriente es el que se debe dentro del año, que incluye las cuentas a pagar, los gastos diferidos, la deuda a corto plazo y la deuda a largo plazo vencida. El pasivo no corriente es aquel que vencerá en un año o un plazo más largo e incluye el dinero que se adeuda a los proveedores, los impuestos no pagados, los préstamos bancarios y los empréstitos en obligaciones. 
Si tomamos todos los activos y les restamos todos los pasivos, obtendremos el  del patrimonio neto del negocio, que es lo mismo que los fondos propios.
ACTIVOS
Aquí es donde se guarda todo lo bueno: el dinero en efectivo, la planta y los equipos, las patentes y todo lo que genera riqueza. Los activos corrientes son aquellos que son efectivo o bien pueden convertirse o se convertirán en efectivo en un periodo muy corto.
Todos los demás activos son aquellos que no son corrientes, lo que significa que no se convertirán en efectivo en el plazo de un año.
CICLO DE ACTIVOS CORRIENTES: COMO HACER DINERO
Son los activos que se encuentran dentro del ciclo de efectivo que se dedica a la compra de inventario; a continuación, este inventario se vende y se convierte en cuentas a cobrar. Las cuentas a cobrar, una vez abonadas, vuelven al efectivo. Efectivo, inventario, cuentas a cobrar, efectivo. Este ciclo se repite una y otra vez, y así es como la compañía gana dinero.
EFECTIVO Y EQUIVALENTES DE EFECTIVO
Una de las primeras acciones que Warren lleva a cabo es mirar los activos para ver cuánto efectivo y equivalentes de efectivo tiene una compañía. Una cifra elevada de efectivo indica una de las dos siguientes cosas: o bien que la empresa tiene una ventaja competitiva que genera una gran cantidad de efectivo, lo que es un dato positivo, o bien que simplemente ha vendido un negocio o muchos bonos, lo cual puede ser algo no tan bueno. Una cantidad baja o la falta de reservas de efectivo significan, normalmente, que la compañía tiene un rendimiento económico bajo o mediocre.
El dinero entra por la puerta, y si entra más rápidamente de lo que se necesita para cubrir los costes operativos, entonces éste empieza a acumularse; a medida que se va acumulando, la empresa debe decidir qué hacer con él. Tradicionalmente, las empresas han utilizado el excedente de efectivo para ampliar sus operaciones, pero los negocios nuevos invierten en negocios de los que adquieren la propiedad parcial a través del mercado bursátil, compran acciones propias o bien pagan dividendos a los accionistas. Pero a menudo simplemente lo guardan para cuando lleguen tiempos peores.
Una empresa dispone básicamente de tres maneras de crear una gran reserva de efectivo. Puede vender obligaciones o acciones al público, con lo cual se crea una reserva de efectivo antes de hacer uso de éste. También puede vender un negocio existente u otros activos propiedad de la empresa, con lo cual también se crea una reserva de efectivo antes de que la compañía encuentre otros usos para éste. O bien tiene un negocio que genera más efectivo del que necesita para su funcionamiento. Es precisamente este último escenario de una gran reserva de efectivo creada por un negocio que genera más de lo que necesita lo que atrae realmente la atención de Warren, un negocio que dispone de algún tipo de ventaja competitiva duradera a su favor.
Cuando Warren ve una empresa que sufre un problema económico a corto plazo que provoca que el precio de sus acciones baje, mirará el efectivo o los títulos realizables que la compañía ha acumulado, para así tener una idea de si dispone de la fuerza financiera necesaria para salir de los problemas en los que se ha metido.
Así pues, la norma es la siguiente: si vemos una gran reserva de capital y de títulos realizables y muy poca o ninguna deuda, existen muchas posibilidades de que el negocio siga adelante y supere los momentos difíciles. Pero si la empresa lucha por conseguir efectivo y soporta una deuda muy elevada, entonces probablemente se trate de un barco que se está hundiendo. Si vemos una gran cantidad de deuda, muy probablemente no estaremos ante un negocio excepcional. Pero si vemos un montón de efectivo acumulándose y poca o ninguna deuda, y ninguna vena de acciones nuevas o activos, y también vemos un historial de ganancias sistemáticas, entonces probablemente nos encontremos ante un negocio excelente con la ventaja competitiva que buscamos.
El efectivo es el rey durante los tiempos difíciles, por lo que si disponemos de él cuando la competencia no o tiene, entonces nosotros tendremos el mando.
EXISTENCIAS: LO QUE LA COMPAÑÍA DEBE COMPRAR Y LO QUE DEBE VENDER
Son el conjunto de productos que la empresa tiene almacenados para vender. Muchos negocios corren el riesgo de que sus existencias pasen a ser obsoletas. Pero las compañías productoras con una ventaja competitiva duradera tienen una virtud: los productos que venden no cambian nunca y, en consecuencia, nunca quedan obsoletos.
CUENTAS A COBRAR NETAS: EL DINERO QUE SE DEBE A LA EMPRESA
Son las ventas que se han realizado pero aún no se han cobrado, por haberse realizado a plazo. Si una compañía presenta sistemáticamente un porcentaje inferior que la competencia de cuentas a cobrar netas en relación con las ventas brutas, ésta tendrá normalmente algún tipo de ventaja competitiva a su favor que los demás no tienen.
ACTIVOS CORRIENTES TOTALES Y COEFICIENDE DE SOLVENCIA
El coeficiente de solvencia se obtiene dividiendo los activos corrientes por el pasivo corriente; cuánto más alta es la proporción, más líquido tiene la compañía. Un coeficiente de solvencia superior a 1 se considera bueno, mientras que cualquier valor inferior se considera malo, ya que puede tener dificultades para satisfacer las obligaciones a corto plazo ante sus acreedores. Hay excepciones de empresas con una ventaja competitiva duradera que tienen un coeficiente de solvencia inferior a 1. La explicación es que su rentabilidad es tan alta que puede cubrir fácilmente todo su pasivo corriente. Además, como resultado de su alta rentabilidad, estas compañías no tienen ningún problema en recurrir al mercado de valores para conseguir algo de efectivo adicional a corto plazo. También pueden pagar unos generosos dividendos, o recomprar acciones propias, dos operaciones que reducen las reservas de efectivo y contribuyen a que su coeficiente de solvencia caiga por debajo de 1. De aquí que el coeficiente de solvencia nos sirva de poco.
PROPIEDADES, PLANTAS DE PRODUCCIÓN Y EQUIPOS. NO TENERLOS PUEDE SER POSITIVO.
Los bienes inmuebles de una compañía, su planta de producción y sus equipos, así como su valor colectivo, aparecen en el balance de situación como un activo, con su coste original menos la amortización acumulada. La amortización es el desgaste progresivo que experimentan la planta de producción y los equipos. Cada año se asume un gasto determinado de amortización.
Una compañía que tiene una ventaja competitiva duradera no debe modernizar constantemente su planta y sus equipos para continuar siendo competitiva.  Podrá financiar internamente cualquier planta o equipos nuevos, mientras que una compañía sin ninguna ventaja competitiva se verá obligada a recurrir a la deuda para financiar su necesidad constante de modernizar sus plantas para seguir estando a la altura de la competencia.
Tal como dice Warren, fabricar un producto uniforme que no necesita cambiar equivale a unos beneficios sistemáticos. El producto uniforme significa que no hay ninguna necesidad de destinar grandes cantidades de dinero a actualizar las plantas y los equipos sólo para seguir siendo competitivos, lo cual libera mucho dinero para dedicarlo a otras operaciones generadoras de ganancias. Para convertirnos en ricos, en primer lugar debemos ganar dinero, y lo mejor es ganar mucho dinero. Una de las maneras de lograrlo es no tener que gastar grandes cantidades únicamente para no ser menos que los vecinos.
FONDO DE COMERCIO
Los negocios que se benefician de algún tipo de ventaja competitiva duradera no se venden prácticamente nunca por debajo de su valor contable. Cuando lo hacen estaremos ante la oportunidad de nuestra vida. (ampliar el concepto con algún otro manual)
ACTIVOS INTANGIBLES: MEDIR LO QUE NO PUEDE MEDIRSE
Los activos intangibles son activos que no pueden tocarse físicamente, como patentes, derechos de autor, marcas comerciales, franquicias, nombres de marca y similares. Actualmente, las compañías no pueden incluir en sus balances de situación ningún activo intangible desarrollado internamente. De este modo se ha puesto fin a las fantasiosas valoraciones de los activos intangibles adquiridos a un tercero sí que se incluyen en el balance con su valor justo. Si un activo tiene una vida finita, como ocurre, por ejemplo, con las patentes, éste se amortiza a lo largo de su vida útil con un cargo anual en la cuenta de pérdidas y ganancias y en el balance.
Con las empresas que tienen alguna ventaja competitiva duradera se produce una situación algo extraña. Por ejemplo el nombre de la marca Coca- Cola tiene un valor superior a los 100.000 millones de dólares, pero, como es un nombre de marca desarrollado internamente, su valor real como activo intangible no aparece reflejad en el balance de Coca- Cola.
Esta es una de las razones que ha provocado que la fuerza de la ventaja competitiva duradera para aumentar la riqueza de los accionistas haya permanecido oculta a los inversores durante tanto tiempo.
INVERSIONES A LARGO PLAZO
Esta partida registra el valor de las inversiones a largo plazo como acciones, bonos y bienes inmuebles. Es un tipo de activo que se anota en los libros a su coste o valor de mercado, según cuál de ellos sea inferior. Nunca puede aparecer a un precio superior a su coste ni tan siquiera si las inversiones han aumentado su valor. Ello significa que una compañía puede tener un activo de gran valor que aparece en sus libros con una valoración considerablemente inferior a su precio de mercado.
ACTIVOS TOTALES Y SU RENTABILIDAD
Si sumamos los activos corrientes y los activos no corrientes obtendremos los activos totales de la compañía. Estos activos totales coincidirán con el total del pasivo más los fondos propios. Unos se equilibran con los otros, y ello es lo que refleja un balance de situación. Para medir la eficiencia de la empresa los analistas calculan la tasa de rendimiento sobre los activos, que se calcula dividiendo las ganancias netas entre los activos totales.
Una de las cosas que ayuda a que la ventaja competitiva de una empresa sea duradera es el coste de los activos que se necesitan para entrar en el juego. Es como el foso de agua de un castillo.
Mientras muchos analistas sostienen que cuanto más alto sea el rendimiento de los activos es mejor, Warren ha descubierto que un rendimiento muy alto puede ser indicativo de la vulnerabilidad de la ventaja competitiva de la compañía. Conseguir 43.000 millones de dólares para comprar Coca- Cola es una tarea imposible, conseguir 1.700 millones para adquirir Moody´s entra dentro del reino de lo posible. Aunque el rendimiento económico subyacente de Moody´s es muy superior al de Coca- Cola, la durabilidad de la ventaja competitiva de Moody´s es mucho más débil debido al coste interior de entrar en su negocio.
PASIVO CORRIENTE
Son las deudas y las obligaciones a las que debe hacer frente la empresa dentro del año fiscal. Este pasivo aparece en el balance de situación bajo las partidas de cuentas a pagar, gastos anticipados, deuda a corto plazo, deuda a largo plazo vencida y otros pasivos corrientes.
DEUDA A CORTO PLAZO: COMO PUEDE REPRESENTAR LA MUERTE DE UNA INSTITUCIÓN FINANCIERA
La deuda a corto plazo es dinero que la empresa debe y que tiene que pagar dentro del año. Esta deuda incluye los efectos comerciales y los préstamos bancarios a corto plazo. El dinero a corto plazo ha sido históricamente más barato que el dinero a largo plazo. Ello significa que es posible ganar dinero pidiendo prestado a corto plazo y prestándolo a largo plazo.
Una parte de la ecuación del desastre de pedir dinero prestado a corto plazo es qué ocurre si prestamos toso este dinero a largo plazo pero nuestros acreedores deciden no prestarnos dinero a corto plazo. De repente nos encontramos con que tenemos que devolver todo este dinero que pedimos prestado a corto plazo y prestamos a largo plazo. Pero no tenemos este dinero, porque lo prestamos a largo plazo, lo que significa que no nos lo devolverán hasta dentro de muchos años.
La manera más inteligente y segura de ganar dinero en el sector de la banca es pedirlo prestado a largo plazo y prestarlo también a largo plazo. Es por ello que los bancos intentan continuamente vendernos estos certificados de depósito a cinco y diez años. Aunque ser agresivo puede comportar unas grandes ganancias de dinero a corto plazo, también lleva a menudo a desastres financieros a largo plazo. Y uno nunca se hace rico si se pone del lado de un desastre financiero.
VENCIMIENTO DE LA DEUDA A LARGO PLAZO Y PROBLEMAS QUE PUEDE CAUSAR
Para la mayoría de los negocios, la deuda a largo plazo no es un pasivo corriente anual. No obstante, unas pocas corporaciones muy grandes sí tienen una parte de su deuda a largo plazo que vence anualmente. El problema puede aparecer cuando algunas compañías la agrupan con la deuda a corto plazo en el balance, ya que con ello se crea la falacia de que la empresa tiene más deuda a corto plazo de la que realmente tiene. 
Por norma general, las empresas con una ventaja competitiva duradera necesitan muy poca o ninguna deuda a largo plazo para poder seguir con sus operaciones comerciales y, en consecuencia, tienen muy poca o ninguna deuda a largo plazo que vence. Así pues, si vemos una compañía que tiene mucha deuda a largo plazo que vence, existen muchas posibilidades de que esta compañía no disfrute de ninguna ventaja competitiva a largo plazo.
PASIVO CORRIENTE TOTAL Y COEFICIENTE DE SOLVENCIA
Dividiendo el activo corriente total entre el pasivo corriente total puede determinarse la liquidez de la compañía. Cuanto más alto sea el coeficiente de solvencia, más liquidez tendrá la empresa y más capacidad tendrá para pagar su pasivo corriente cuando venza. Un coeficiente de solvencia superior a 1 se considera bueno, y cualquier valor inferior a 1 se considera malo. Si es inferior a 1, se cree que la empresa puede tener dificultades para hacer frente a sus obligaciones a corto plazo ante sus acreedores. No obstante hay empresas con ventaja competitiva duradera que presentan un coeficiente de solvencia inferior a 1, ya que no necesitan atesorar ningún colchón de liquidez debido a la inmensa rentabilidad que genera su ventaja competitiva.
DEUDA A LARGO PLAZO: ALGO ESCASO EN LAS GRANDES COMPAÑÍAS
La deuda a largo plazo es una deuda que vence en algún momento posterior a un año vista. En nuestra búsqueda de un negocio excelente con una ventaja competitiva a largo plazo, el importe de la deuda a largo plazo que una empresa presenta en sus libros dice mucho sobre la naturaleza económica del negocio en cuestión. 
Las compañías con una ventaja competitiva duradera muestran normalmente muy poca o ninguna deuda a largo plazo en sus balances de situación. Esto es así porque estas empresas son tan rentables que se autofinancian cuando deben ampliar el negocio o realizar adquisiciones, por lo que nunca deben pedir prestadas grandes cantidades de dinero. En cualquier año dado, la empresa debería disponer de unos beneficios netos anuales suficientes como para hacer frente a su deuda a largo plazo con los beneficios de los próximos tres o cuatro años. Aquí la norma es sencilla: una deuda a largo plazo pequeña o inexistente significa una buena apuesta a largo plazo.

PASIVO TOTAL Y COEFICIENTE DE DEUDA- FONDOS PROPIOS
El pasivo total es la suma de todas las deudas de la empresa. Se trata de una cifra importante que puede utilizarse para conocer la relación éntrela deuda y los fondos propios, que, con una ligera modificación, podemos utilizar para identificar si un negocio tiene o no una ventaja competitiva duradera.
La relación entre la deuda y los fondos propios se ha utilizado históricamente para saber si una compañía está utilizando la deuda para financiar sus operaciones o sus fondos propios (que incluye las reservas). La empresa con una ventaja competitiva duradera utilizará su rentabilidad para financiar sus operaciones y, por lo tanto, en teoría, debería presentar un valor más alto de los fondos propios y un valor más bajo de deudas totales.
La ecuación es: ratio entre deuda y fondos propios= pasivo total entre fondos propios. El problema de utilizar este ratio como identificador es que el rendimiento económico de estas empresas con ventaja competitiva es tan alto que no necesitan ninguna gran cantidad de capital/ reservas en sus balances de situación para seguir adelante; en algunos casos incluso no los necesitan en absoluto. Gracias a su gran rentabilidad, a menudo dedicarán su capital/ reservas acumuladas, para comprar acciones propias, lo cual hará que disminuya su base de capital/ reservas. Ello, a su vez, provocará un aumento en la relación entre la deuda y el capital, con frecuencia hasta el punto de que esta relación terminará pareciendo la de un negocio mediocre sin ninguna ventaja competitiva. A menos que estemos analizando una institución financiera, siempre que veamos una relación ajustada entre deuda y fondos propios inferior a 0,80 (cuanto más baja mejor) será muy probable que la compañía en cuestión disponga de la tan codiciada ventaja competitiva duradera que estamos buscando.
FONDOS PROPIOS/ VALOR CONTABLE
Al restar todos los pasivos personales de todos los activos personales se obtiene el patrimonio neto personal. Si tomamos el total de activos de una compañía y le restamos el total de sus pasivos, obtendremos el patrimonio neto, que también se conoce como los fondos propios o el valor contable del negocio.
Los fondos propios aparecen bajo la partida de capital, que incluye las acciones preferentes y las acciones ordinarias, las primas de emisión y las reservas. Si sumamos el pasivo total y los fondos propios totales obtendremos una cifra que debe ser igual a los activos totales, y este equilibrio es precisamente lo que refleja un balance de situación.
ACCIONES PREFERENTES Y ORDINARIAS: PRIMA DE EMISIÓN
Cuando una empresa recauda dinero vendiendo acciones preferentes u ordinarias al público, este no debe devolverse nunca. Este dinero es de la compañía para siempre y podrá utilizarlo como desee. Una acción ordinaria es un título de propiedad de la compañía. Los propietarios de acciones ordinarias son los propietarios de la empresa y tienen derecho a elegir un consejo de administración, que, a su vez, contratará un director general para que lleve las riendas del negocio. 
Existe un segundo tipo de capital, las acciones preferentes. Los titulares de acciones preferentes también tienen prioridad sobre los propietarios de acciones ordinarias en caso de que la compañía caiga en bancarrota. En lo que afecta al balance de situación, las acciones preferentes y las acciones ordinarias se contabilizan en los libros a su valor a la par, y todo el dinero pagado por encima de este valor cuando la empresa vendió las acciones aparecerá en los libros como “prima de emisión”. 
Lo raro de las acciones preferentes es que las empresas con una ventaja competitiva duradera acostumbran a no tener ninguna. Ello se debe a que no suelen tener deuda. Ganan tanto dinero que pueden autofinanciarse. Y aunque las acciones preferentes son técnicamente capital, puesto que el dinero original recibido por la compañía no debe devolverse nunca, éstas funcionan como deuda por el hecho de tener que pagar dividendos. Uno de los indicadores que debemos tener en cuenta en nuestra búsqueda de una compañía con una ventaja competitiva duradera es la ausencia de acciones preferentes dentro de su estructura de capital.
RESERVAS: EL SECRETO DE WARREN PARA CONVERTIRSE EN INMENSAMENTE RICO
Al final del día, las ganancias netas de una empresa pueden repartirse como dividendos o pueden utilizarse para comprar acciones propias, o bien pueden guardarse para que el negocio siga creciendo. Cuando se guardan en el negocio, estas ganancias se suman a una partida del balance de situación, bajo el capital, conocidas como “reservas”.
Si las ganancias se guardan y se utilizan de una manera rentable, pueden mejorar en gran manera la imagen económica a largo plazo del negocio.
Para conocer las ganancias netas anuales que se añadirán a las reservas de la compañía, debemos tomar las ganancias netas después de impuestos y restarles los importes que la empresa ha pagado en dividendos y el gasto realizado en la compra de acciones propias durante el año.
Las reservas son una cifra acumulada, lo cual significa que las reservas nuevas de cada año se suman al total acumulado de reservas de todos los días anteriores. De la misma manera, si la compañía pierde dinero, esta pérdida se resta de lo que la compañía ha acumulado en el pasado. Si la compañía pierde más dinero del que tiene acumulado, la cifra de reservas terminará con un valor negativo.
De todos los importes de un balance de situación que pueden ayudarnos a determinar si la compañía tiene o no una ventaja competitiva duradera, éste es uno de los más importantes. Es importante porque si una compañía no ve aumentar sus reservas, tampoco podrá hacer crecer su patrimonio neto. Si su patrimonio neto no crece, es muy improbable que pueda convertirnos en ricos a largo plazo.
Uno de los grandes secretos del éxito de Warren con Berkshire Hathaway es que dejó de pagar dividendos el mismo día en que asumió el control de la empresa. Ello permitió añadir el 100% de las ganancias netas anuales de la compañía a las reservas. A medida que fueron apareciendo oportunidades, invirtió las reservas de la empresa en negocios que ganaban aún más dinero; este dinero se añadía a la totalidad de las reservas y, con el tiempo, se invertía en otras operaciones de gran rentabilidad. Con el paso del tiempo, la reserva cada vez mayor le permitió ganar cada vez más y más dinero.
La teoría es muy simple: cuantas más ganancias guarde una compañía, más rápidamente crecerán sus reservas acumuladas, lo cual, a su vez, hará aumentar el ritmo de crecimiento de las ganancias futuras. La trampa es, evidentemente, que debe ir comprando compañías con una ventaja competitiva duradera.
ACCIONES PROPIAS: A WARREN LE GUSTA VERLAS EN EL BALANCE
Puesto que una alta rentabilidad de los fondos propios es uno de los indicios de una ventaja competitiva duradera, resulta muy adecuado saber si este alto rendimiento de los activos se genera a través de ingeniería financiera, de un rendimiento económico excepcional del negocio o de una combinación de ambos. Para saberlo, sólo hay que convertir el valor negativo de las acciones propias a un valor positivo y sumarlo a los fondos propios en lugar de restarlo. A continuación hay que dividir los beneficios netos de la compañía por este nuevo total de fondos propios. Ello nos dará el rendimiento de los activos de la compañía sin los efectos de la ingeniería financiera. La presencia de acciones propias en el balance, y un historial de compra de acciones propias, son un buen indicador de una ventaja competitiva duradera.
RENTABILIDAD DE LOS FONDOS PROPIOS
Los fondos propios son el resultado de restar a los activos totales de la empresa el total de sus pasivos.
Los fondos propios pueden proceder de tres fuentes. Una es el capital que se recaudó originalmente al vender las acciones preferentes y ordinarias al público. La segunda es cualquier venta posterior de acciones, una vez que la empresa está en funcionamiento. La tercera es la acumulación de reservas.
Puesto que todo el capital pertenece a la compañía, y puesto que la compañía pertenece a los titulares de las acciones, el capital pertenece realmente a los titulares de las acciones ordinarias, razón por la cual se conoce como fondos propios. 
El cálculo de la rentabilidad de los fondos propios se calcula tomando las ganancias netas y dividiéndolas por los fondos propios.
Un rendimiento muy alto del capital significa que la compañía sabe utilizar bien las ganancias que guarda. Con el tiempo, este alto rendimiento del capital se irá acumulando y hará aumentar el valor subyacente del negocio, que, a la larga, terminará siendo reconocido por el mercado bursátil con un precio cada vez más alto de las acciones de la compañía.
Algo que hay que tener en cuenta: algunas compañías sin tan rentables que no necesitan guardar nada de sus ganancias, y las reparten en su totalidad entre los accionistas.
PROBLEMA DEL APALANCAMIENTO Y MALAS PASADAS QUE PUEDE JUGAR
El apalancamiento es el uso de la deuda para aumentar los beneficios de la empresa. Por ejemplo, una empresa pide prestados 100 millones al 7%, invierte este dinero y con su inversión gana el 12%. Ello significa que gana un 5% más que el coste del capital. El resultado es que añaden 5 millones a la línea de resultados, con lo cual aumentan los beneficios y el rendimiento del capital. El problema del apalancamiento es que puede hacer que una empresa parezca tener algún tipo de ventaja competitiva, cuando en realidad lo único que hace es utilizar una gran cantidad de deuda. Debemos evitar los negocios que utilizan mucho apalancamiento para generar beneficios.
ESTADO DE FLUJO DE EFECTIVO
Hay una diferencia enorme entre el negocio que crece necesitando una gran cantidad de capital, y el negocio que crece sin necesidad de capital.
La mayoría de las compañías utilizan lo que se conoce como un método de contabilidad de devengo en lugar del método conocido como de caja. Con el método del devengo, las ventas se contabilizan cuando los artículos salen por la puerta, incluso aunque el comprador tarde años en pagar por ellos. Con el método de caja, las ventas sólo se contabilizan una vez que se recibe el efectivo. Puesto que la mayoría de los negocios conceden algún tipo de crédito a sus compradores, a las compañías les resulta más ventajoso utilizar el método de devengo, ya que éste les permite contabilizar las ventas a crédito como ingresos bajo las “cuentas a cobrar” en la cuenta de pérdidas y ganancias. 
Puesto que el método del devengo permite contabilizar las ventas a crédito como ingresos, las compañías deben realizar un seguimiento independiente del flujo de efectivo real que entra y sale del negocio. El estado de flujo de efectivo sólo nos dirá si la compañía ingresa más efectivo del que gasta o si gasta más efectivo del que ingresa.
Este estado de flujo de efectivo se divide en tres secciones: el flujo de efectivo procedente de las actividades ordinarias, el procedente de las actividades de inversión y el procedente de las actividades financieras. Si sumamos las tres, obtendremos la variación neta en efectivo de la compañía.
GASTOS DE CAPITAL: NO TENERLOS ES UNO DE LOS SECRETOS PARA ENRIQUECERSE
Los gastos de capital o gastos de inversión, son desembolsos de efectivo (o su equivalente en activos) que tienen una naturaleza más permanente, como los bienes inmuebles, las plantas de producción y los equipos. También incluyen los gastos intangibles, como las patentes. Básicamente, son activos que se gastan a lo largo de un periodo superior a un año debido a la amortización. Los gastos de capital se registran en el estado de flujo de efectivo bajo las operaciones de inversión.
En lo relativo a los gastos de capital, no todas las empresas son iguales. Muchas deben realizar unos grandes gastos de capital sólo para poder permanecer en el negocio. Si los gastos de capital son altos a lo largo de varios años, acabarán teniendo un gran impacto sobre los beneficios.
Por norma general una empresa con ventaja competitiva duradera dedica una parte más pequeña de sus beneficios a los gastos de capital para poder continuar con sus operaciones que aquellas compañías que no disfrutan de ninguna ventaja competitiva.
Warren ha descubierto que si una empresa utiliza históricamente el 50% o menos de sus beneficios netos anuales para los gastos de capital, entonces ésta es un buen lugar para buscar una ventaja competitiva duradera. Si utiliza menos de un 25% de sus beneficios para estos gastos, será con mucha probabilidad una empresa excelente.
VALORAR LA EMPRESA CON VENTAJA COMPETITIVA DURADERA
Warren busca negocio en los que crea ser capaz de predecir cómo serán dentro de diez o quince años. 
Para Warren las acciones de una empresa con ventaja competitiva son el equivalente al capital y los beneficios antes de impuestos son el equivalente a un cupón o pago de intereses de un bono, un cupón que crece año tras año, lo que hace aumentar de una manera natural el valor del capital/ bono. Los beneficios por acción continúan creciendo con el tiempo, ya sea a través de un aumento del negocio, una expansión de las operaciones o la compra de acciones propias con el dinero acumulado en las arcas de la empresa. Así con los años los números crecerán de manera exponencial.
EL MOMENTO OPORTUNO PARA ADQUIRIR UN NEGOCIO FANTÁSTIVO
En el mundo de Warren, el precio que se paga afecta directamente al rendimiento de la inversión. Cuanto más alto es el precio que se paga, más baja es la rentabilidad inicial y más baja será la rentabilidad sobre las ganancias de la empresa en un plazo de diez años. El momento más oportuno para comprar acciones de negocios excelentes es el los mercados bajistas. Aunque puedan parecer caros en comparación con otras gangas, a largo plazo son mucho mejor negocio. De vez en cuando también se da el caso de que una empresa con ventaja competitiva duradera cometa alguna estupidez, lo que hará que su precio en bolsa baje a corto plazo. Cuando es un problema puntual y solucionable, entonces es posible que se presente una maravillosa oportunidad de compra.
Por el contrario hay que huir de estos súper negocios en las cimas de los grandes mercados alcistas, cuando estos negocios cotizan a unas relaciones precio/ beneficios históricamente altas. Si pagamos un precio desmesurado por las acciones, el rendimiento será mediocre.
EL MOMENTO DE VENDER
Si se invita a Hacienda demasiadas veces a la fiesta resulta muy difícil convertirse en inmensamente rico.
Aún así algunas veces resulta ventajoso vender alguno de estos negocios maravillosos. La primera es cuando se necesita dinero para realizar una inversión en una compañía aún mejor y a un precio mejor, algo que ocurre de vez en cuando.
La segunda es cuando puede verse que la empresa va a perder su ventaja competitiva duradera. Pasa de vez en cuando. Una ventaja competitiva cuestionable no es un buen lugar para tener el dinero a largo plazo.
La tercera es durante los mercados alcistas, cuando el mercado bursátil, por el hecho de entrar en un descabellado frenesí comprador, hace subir los precios de estos fantásticos negocios hasta la estratosfera. En estos casos el precio de venta de estas acciones supera con creces la realidad económica del negocio a largo plazo. Ésta es como la ley de la gravedad y actúa cuando los precios de las acciones suben desorbitadamente. A la larga hará que el precio de estas mismas acciones vuelva a la tierra. Cuando veamos relaciones precio/ beneficio de 40 o superiores, debemos plantearnos que haya llegado el momento de vender.

Una vez que hayamos vendido no debemos tener ninguna prisa en volver a entrar en el mercado, hay que seleccionar bien, y a ser posible esperar al próximo mercado bajista para entrar. El tiempo nos brindará oportunidades para comprar increíbles negocios con ventaja competitiva a buenos precios. Eso sí, debemos esperar esa oportunidad con dinero disponible.

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